Un alcalde Brandon Johnson muy ensayado sobrevivió al interrogatorio del Congreso del miércoles por parte de legisladores conservadores que interrogaron a alcaldes demócratas que representan a ciudades santuario, mientras el presidente Donald Trump sigue adelante con su esfuerzo de deportación masiva.
El teatro político del miércoles, que duró seis horas, pudo haberle proporcionado a Johnson la oportunidad de entusiasmar a su base progresista y potencialmente impulsar los índices de aprobación pública que han caído a un solo dígito, según la encuesta más reciente.
En cambio, el testimonio del alcalde con frecuencia sonó como un guión, en una presentación que sin embargo logró el objetivo principal del atormentado alcalde de Chicago: simplemente superar la situación.
A diferencia de dos de sus apasionados homólogos en la audiencia, la alcaldesa de Boston Michelle Wu y el alcalde de Denver Mike Johnston, Johnson proporcionó respuestas casi robóticas a las preguntas planteadas por los miembros del comité, y rara vez se desvió del guión que ha utilizado repetidamente en Chicago.
Johnson reconoció que la Ordenanza de Ciudad Acogedora de Chicago y una ley estatal complementaria, conocida como la Ley TRUST de Illinois, “no permiten que nuestra policía local” coopere con el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) federal.
“Con una orden judicial penal, nuestra ciudad y nuestro estado cooperarán. Pero sin una orden judicial penal, nuestra policía local se concentrará” en combatir el crimen local, dijo Johnson.
Otras partes de su declaración de apertura sonaron como un discurso de campaña para la reelección.
“Como alcalde, estoy construyendo un Chicago que personifique el sueño de mi padre cuando llegó de Sallis, Mississippi, durante la Segunda Migración, un Chicago que está invirtiendo en vivienda, atención médica, empleos y educación”, destacó Johnson. “Estamos listos para asociarnos con ustedes en las medidas que sabemos que promueven la confianza y crean una seguridad pública sostenible”.
Johnson, quien sostuvo repetidamente que “nada es más importante para mí que la seguridad y el bienestar” de los residentes de Chicago, promocionó la disminución de las estadísticas de delitos violentos y afirmó que las políticas de santuario promueven la seguridad pública. “Cuando hay confianza entre los residentes y la policía, los inmigrantes indocumentados se presentan para denunciar delitos y brindar información para resolverlos”, aseguró.
Preguntas difíciles
Aunque a veces parecía menos cómodo que Johnston o Wu —originaria del suburbio de Barrington— Johnson se mantuvo firme ante las preguntas hostiles del panel de mayoría republicana.
El eje principal de la crítica de los republicanos a los alcaldes demócratas es que las políticas de las ciudades santuario infringen la cláusula de supremacía de la Constitución de los Estados Unidos, que establece que la ley federal tiene precedencia sobre las leyes estatales. Eso llevó a un par de congresistas republicanos a sugerir que Johnson y los otros alcaldes deberían enfrentar cargos penales.
“Ustedes han infringido su juramento de cargo. Han cometido un delito”, dijo el representante republicano de Alabama Gary Palmer a los alcaldes. “No entiendo por qué no hemos estado discutiendo la obstrucción de la justicia”.
El representante Clay Higgins, republicano de Luisiana, prácticamente sugirió que Johnson y sus homólogos deberían ser acusados de obstrucción de la justicia por no acatar la campaña de deportación masiva del presidente Donald Trump. “Uno de ustedes dijo que está dispuesto a ir a la cárcel. Podríamos darle esa oportunidad, buen alcalde”.
Muchos expertos legales sostienen que la Décima Enmienda —que establece que los poderes que la Constitución no otorga explícitamente al gobierno federal están reservados a los estados— impide a los funcionarios federales obligar a los estados a cooperar.
Ataques personales
Esa no es la posición de la representante republicana de Carolina del Sur Nancy Mace, quien intentó obtener una respuesta afirmativa o negativa de Johnson sobre si es “aceptable que los ilegales que cometen crímenes atroces sean liberados de nuevo al público”.
Mace interrumpió a Johnson cuando este intentó lanzarse a una respuesta matizada.
“Esta es la razón por la que tienes un índice de aprobación del 6%: porque apestas respondiendo preguntas”, dijo, uniéndose a una fila de republicanos que atacaron duramente al alcalde novato.
El representante Byron Donalds, republicano de Florida, presionó a Johnson sobre cuánto dinero ha gastado Chicago en la crisis migratoria. Johnson dijo que representó aproximadamente el 1% del presupuesto total de la Municipalidad durante cuatro años, pero no pudo ofrecer una cifra específica.
“Si no tienes una cifra concreta, no estás administrando bien tu ciudad”, le dijo Donalds a Johnson.
El presupuesto de Chicago para 2025 es de $17,100 mil millones. El uno por ciento de esa cifra sería la asombrosa cifra de $171 millones.
Ante las preguntas del republicano de Pensilvania Scott Perry, se le pidió a Johnson que definiera la política de ciudad santuario de Chicago, que ya lleva 40 años vigente.
“Han dado la bienvenida a 51,648 extranjeros a su ciudad santuario. Así que les pregunto: ¿Santuario de qué?”, dijo Perry.
Johnson respondió: “Si te refieres a la cantidad de personas que fueron trasladadas en autobús por [el gobernador de Texas Greg] Abbott sin ninguna coordinación, las 52,000 personas que buscaban asilo, esas personas fueron trasladadas en autobús hasta nosotros”.
Johnson dijo que “aprobó una ordenanza sobre autobuses para trabajar en coordinación con” Abbott, pero “él se negó a hacerlo”.
“Por lo tanto, no les importan las políticas federales de aplicación de la ley. Sólo políticas locales”, dijo Perry más tarde. Johnson se mantuvo firme.
“Cumplimos con todas las leyes. Lo que me importa es que este organismo, Washington, apruebe una reforma migratoria integral”, respondió el alcalde de Chicago.
El representante republicano de Texas, Brandon Gill, estaba decidido a avergonzar a Johnson, sacando a relucir cuestiones ajenas que no tenían nada que ver con la ordenanza de la ciudad santuario. Habló de los regalos que Johnson ha aceptado en nombre de la Municipalidad y del secretismo que el alcalde ha hecho de esos temas.
“Ustedes están brindando una enorme cantidad de ayuda a inmigrantes ilegales, ayudando e instigando a criminales que han entrado ilegalmente a nuestro país. Y ustedes mismos están recibiendo una enorme cantidad de regalos. Y ni siquiera nos dicen de quién vienen”, destacó Gill a Johnson.
Johnson, visiblemente irritado, hizo una pausa después de señalar que los regalos no le habían sido entregados personalmente.
“Me invitaron para responder a las preguntas sobre las ciudades acogedoras”, dijo el alcalde.
Respaldo de los demócratas
Los demócratas salieron con la misma fuerza en defensa de los cuatro alcaldes.
La representante Melanie Stansbury, demócrata por Nuevo México, calificó la audiencia maratónica del miércoles de una “tontería absoluta” y nada más que un escenario para los republicanos que se pavonean. “No están haciendo que Estados Unidos vuelva a ser un lugar seguro. Lo que están haciendo es aterrorizar a las familias inmigrantes”, dijo.
El alcalde de Nueva York, Eric Adams, también ayudó a quitarle algo de presión a Johnson y lo interrogó en repetidas ocasiones sobre la decisión del Departamento de Justicia de Trump de suspender los cargos federales de corrupción contra Adams mientras coopere con los esfuerzos del presidente para deportar en masa a los ciudadanos.
“La única forma permisible de negarse a responder una pregunta durante un procedimiento del Congreso como este es invocando la Quinta Enmienda”, dijo la representante Alexandria Ocasio-Cortez (AOC) demócrata por Nueva York, mientras Adams se negaba repetidamente a hablar sobre el caso.
Johnson también recibió ayuda del demócrata de Illinois Raja Krishnamoorthi, cuyo distrito incluye Elgin, la ciudad natal del alcalde.
Krishnamoorthi siguió su entusiasta presentación de Johnson con preguntas tan amistosas que parecían más una fiesta de amor a Chicago.
El congresista señaló que Trump ha retratado injustamente a Chicago como tan violenta que es “peor que Afganistán”.
En respuesta a las preguntas preparadas de Krishnamoorthi, Johnson articuló los muchos activos de Chicago, incluido el Aeropuerto O’Hare, sus sedes de muchas compañías de Fortune 500 y su posición como el centro ferroviario más grande del país.
“Eso no me suena a Afganistán, señor, ¿verdad?”, preguntó Krishnamoorthi.
Johnson respondió: “La ciudad de Chicago es un lugar hermoso. También tenemos el 20% del agua dulce del mundo justo en nuestro patio delantero. Nuestros restaurantes son increíbles. De hecho, todo lo que es genial sobre Estados Unidos proviene de Chicago”, dijo, citando al historiador de Chicago Shermann “Dilla” Thomas.
Reacciones locales
El concejal Andre Vasquez (40º), presidente del Comité de Derechos de Inmigrantes y Refugiados del Concejo Municipal elegido personalmente por Johnson, le dio a Johnson críticas decentes por el desempeño del miércoles.
“Definitivamente fue constante. No hacer daño es algo que sentí. En ese sentido, misión cumplida”, dijo Vásquez.
“Lo que más se destacó fue que algunos de los congresistas republicanos eran casi extremistas. Intentaban crear momentos para hacerlos virales. En ese contexto, Johnson se estaba haciendo un favor a sí mismo al no hacer daño”.
El concejal Gilbert Villegas (36°), ex presidente del Caucus Latino del Concejo, dijo que el alcalde y la ciudad se beneficiaron con la decisión de Johnson de ceñirse al guión.
“Escuchó a los consultores que contrató (me interesará ver cuánto costó eso) y entendió sabiamente que lo están demandando, por lo que las cosas que dice pueden usarse en su contra”, dijo Villegas. La administración de Trump está demandando a Illinois, al Condado de Cook y a Chicago por su ley y políticas de santuario.
“No se trata del alcalde. Se trata de asegurarse de que la ciudad sea vista de manera positiva dado el hecho que Trump ha atacado a Chicago desde que llegó al poder”, dijo.
El concejal del lado sur, David Moore (17°), un crítico de Johnson, dijo que algunas frases hechas en la audiencia del miércoles podrían perjudicar al alcalde porque sus respuestas podrían recordarles a los afroamericanos en particular el debate de “qué pasa conmigo” causado por la crisis migratoria.
“No es que la ira y la frustración se hayan disuelto por completo. Pero esos comentarios —cuando se reproduzcan en YouTube y otros sitios— seguirán frustrando a la gente porque sienten que esos recursos deberían haber sido para ellos”, destacó Moore.
Lawrence Benito, director ejecutivo de la Coalición de Illinois para los Derechos de los Inmigrantes y los Refugiados (ICIRR), dijo que Johnson “se apegó al guión” por consejo de un abogado y fue justificadamente “cauteloso en sus respuestas” en un momento en que la ciudad, el condado y el estado están en una “demanda activa”.
“Tenía un mensaje al enviarlo y se mantuvo fiel a él, en consonancia con lo que ha dicho desde que asumió el cargo”, destacó Benito. “Pero este comité tampoco estaba buscando respuestas reales. Estaban buscando un momento de sorpresa. Y en cambio, fue un empate”.
Traducido por Gisela Orozco para La Voz Chicago