Audrey Setiawan se preocupa por quién será la próxima niña que, como ella, ha esperado toda su vida para votar en Estados Unidos.
La joven de 17 años de Lincoln Park dijo que estaba “definitivamente sorprendida” cuando esta semana el presidente Donald Trump firmó una orden ejecutiva destinada a poner fin a la ciudadanía por derecho de nacimiento.
El derecho garantiza la ciudadanía a cualquier persona nacida en Estados Unidos, independientemente del estatus migratorio de sus padres. Está consagrado en la 14ª Enmienda de la Constitución.
“Como estadounidense de primera generación, me aterroriza el futuro de millones de personas como yo”, dijo Setiawan, cuyos padres emigraron de Indonesia en la década de 1990. “Estados Unidos es mi hogar. Nunca podría imaginar haber nacido aquí, vivir aquí toda mi vida y no poder disfrutar del derecho a la ciudadanía”.
Si la orden de Trump sigue adelante, bloquearía la ciudadanía para los niños nacidos después del 18 de febrero que no tengan al menos un padre ciudadano estadounidense o residente permanente legal.
Varios fiscales generales estatales, incluido Kwame Raoul de Illinois, han presentado demandas contra la orden alegando que viola la 14ª Enmienda y la Ley de Inmigración y Nacionalidad.
Un juez federal acordó el jueves bloquear temporalmente la orden. Trump hizo campaña para poner fin a la ciudadanía por derecho de nacimiento, argumentando que incentiva a las personas a ingresar ilegalmente a Estados Unidos.
‘Posibilidades de una vida diferente’
Yesenia López, de 35 años de edad, dijo que sus padres emigraron de México a Chicago en los años 80 simplemente en busca de “mejores oportunidades”. Contó que sus padres no tenían educación secundaria porque los sacaban constantemente de la escuela para trabajar en los campos en México.
Después de casarse en México, los padres de López intentaron ganarse la vida allí, pero no funcionó. Su padre recordó que cuando era mucho más joven trabajaba en los campos de California y en las fábricas de Chicago, donde vio “las posibilidades de una vida diferente”, agregó López.
Su esposa y él decidieron dar un “salto de fe” y emigrar a Chicago “sin nada más que la ropa que llevaban puesta”.
Una vez que se establecieron en La Villita, el padre de López trabajó en dos empleos y su madre trabajó en una fábrica para mantenerse a sí mismos y a sus tres hijos.
Recientemente López fue elegida para la Junta Escolar de Chicago.
“Pudieron pagarnos la universidad a mí y a mis hermanos: mi hermana tiene una maestría, mi hermano y yo estamos en la licenciatura”, contó López. “Y ahora que yo misma tengo el privilegio de ser una funcionaria electa, luchando por nuestras comunidades, creo que eso demuestra la dedicación de muchas de nuestras familias inmigrantes. Vienen a este país a trabajar duro y a contribuir a la sociedad”.
“Creo firmemente que muchos, muchos inmigrantes como mis padres vinieron a este país buscando mejores oportunidades, no necesariamente para ellos, sino para sus futuros hijos”, agregó López.
López ahora vive en el vecindario de Gage Park y representa al Distrito 7 de la Junta Escolar de Chicago, que cubre una gran parte de la población latina de la ciudad. Ha pasado tiempo como directora de extensión latina para la oficina del gobernador JB Pritzker y tiene una “larga trayectoria” de trabajo con familias inmigrantes, particularmente en el lado suroeste.
“Lo veo cuando estoy allí con ellos, con las mamás, con los papás: están tratando de hacer lo mejor con los recursos limitados que tienen y también ayudar a sus vecinos, y esta [orden ejecutiva] solo les causará más miedo”, destacó López.
‘Un acto de crueldad que destrozará familias’
La orden ejecutiva le parece algo surrealista a Carson Wang. Recuerda haber aprendido sobre la 14ª Enmienda en su clase de educación cívica en la escuela secundaria en Carbondale, en el sur del estado. Sintió una conexión con ella porque el derecho fue confirmado por el caso de la Corte Suprema de 1898 de Wong Kim Ark, hombre nacido en San Francisco de padres que eran ciudadanos chinos pero residían en los EE.UU.
“La orden ejecutiva del presidente Trump es, simplemente, un acto de crueldad que destrozará familias”, dijo Wang, cuyos padres se mudaron de China a Georgia con una visa de trabajo en 1998, un año antes de que Wang naciera. Creció en Georgia hasta que su familia se mudó a Carbondale cuando tenía 13 años de edad. Wang luego asistió a la Universidad de Illinois en Urbana-Champaign y hace unos años se mudó al vecindario de Uptown.
“Es un ataque a las familias inmigrantes”, dijo Wang sobre la orden de Trump. “Afecta a personas como yo, y pienso en el hecho de que no hay otro país que yo conozca aparte de los Estados Unidos. Este es mi hogar, ha sido mi hogar desde siempre”.
Wang, de 25 años de edad, tiene muchos amigos inmigrantes, documentados e indocumentados, que, según dijo, “temen constantemente” pasarse un semáforo en rojo o no respetar una señal de alto porque podría significar “poner en riesgo su capacidad de estar en este país, que es el único que conocen”. No deberían tener miedo en esas situaciones, dijo, y agregó que, en cambio, deberían beneficiarse de las libertades que conlleva ser ciudadano.
“Parte de lo que significa ser ciudadano es que me resulta más fácil iniciar un negocio, solicitar el ingreso a la universidad”, dijo Wang, quien también es voluntario en la organización Asian Americans Advancing Justice. “Me resulta más fácil tener estabilidad; solo cosas mundanas que, en realidad, a menudo no noto porque no pienso en ellas… Es poder participar en la sociedad”.
Wang está muy preocupado de que un derecho que está “tan profundamente arraigado en nuestra conciencia nacional, algo que estaba en mi clase de educación cívica en la escuela secundaria” pueda terminar no siendo así.
Wang, que se imagina a sí mismo en la misma situación, pero nacido después del 18 de febrero de este año, si se mantiene la orden de Trump, dijo que tendría una sensación constante de inseguridad.
“No ser ciudadano significa que en cualquier momento te pueden deportar a un lugar que no conoces en absoluto, un lugar completamente diferente con el que no tienes ninguna conexión y tu vida simplemente comienza de nuevo”, dijo.
‘Tenemos que salir adelante de esto y con fuerza de esto’
Los tres ciudadanos por derecho de nacimiento tienen la esperanza de que la orden ejecutiva de Trump sea rechazada, pero el hecho de que él la haya firmado les da una sensación de inquietud.
Setiawan, que es estudiante de Jones College Prep en el Loop, dijo que la disposición de Trump a firmar rápidamente una orden ejecutiva que intenta revertir un derecho de más de 150 años protegido por la Constitución la ha hecho preguntarse qué otros derechos de inmigración intentará destruir durante su presidencia.
“Estados Unidos es un país de inmigrantes y solo pensar en que la gente nacida este año después de febrero no pueda tener el privilegio que alguien como yo, nacida en Estados Unidos de padres inmigrantes, pudo tener es un poco desalentador”, dijo Setiawan.
Agregó: “Siento que las minorías como los chino-estadounidenses, los nativos estadounidenses, los latinos, los afroamericanos, hemos luchado con uñas y dientes por los derechos de ciudadanía y parece que este futuro al que nos dirigimos con el presidente Trump parece un poco una regresión”.
López dijo que le preocupa que esto provoque miedo y desconfianza hacia el gobierno dentro de la comunidad inmigrante, lo que en última instancia podría llevar a que las personas no busquen servicios esenciales o no participen en la sociedad.
“¿Cómo cambiamos la narrativa que, lamentablemente, se ha presentado como una imagen negativa de los inmigrantes sólo por razones políticas?”, dijo López. “Ya lo hemos visto antes y simplemente debemos salir de esto con firmeza”.
Traducido por Gisela Orozco para La Voz Chicago