Después de semanas de preparación por parte de las comunidades inmigrantes de Chicago, y un fin de semana de miedo impulsado por múltiples informes de que la ciudad sería el sitio de las primeras redadas de deportación importantes de la nueva administración de Trump, no hubo informes de control de inmigración el martes.
El presidente Donald Trump ha prometido lo que él llama la operación de deportación nacional más grande en la historia estadounidense, y Chicago ha estado en la mira de la administración durante mucho tiempo. Los equipos de respuesta rápida que patrullan las calles en busca de señales de redadas o arrestos dijeron que no vieron actividad, pero advirtieron que la amenaza de deportaciones continúa. Dijeron que la comunidad local debería permanecer alerta.
“Me desperté a las 6, [pensando] que era demasiado tarde. Nos dijeron que a las 5 en punto podría haber agentes [de inmigración] deteniendo a las personas que se dirigían al trabajo”, dijo Juliet de Jesús Alejandre, directora ejecutiva de Palenque LSNA, organización que empodera a los residentes negros, latinos, indígenas e inmigrantes del lado noroeste de Chicago.
Una vez que Jesús Alejandre se dio cuenta de que, aparte de algunas falsas alarmas y solicitudes de más volantes con información sobre los derechos de las personas, no había deportaciones, se sintió aliviada de que tuvieran más tiempo para educar a la gente.
“La gente está en alerta máxima”, dijo De Jesús Alejandre. “Estoy muy agradecida porque incluso con esos informes falsos, podemos ver cuán organizados están nuestros vecinos”.
La administración de Trump dijo inicialmente que planeaba desplegar agentes de control de inmigración en Chicago en el primer día completo de Trump en el cargo, diciendo que apuntarían a inmigrantes con órdenes de deportación y antecedentes penales.
Pero, a fines del fin de semana, el “zar de la frontera” de Trump, Tom Homan, dio señales de que la administración podría reconsiderar su decisión después de que los planes de la agencia se filtraran a múltiples medios.
Aun así, funcionarios de la Municipalidad y del estado dijeron que la amenaza es real.
Durante el fin de semana, todos los niveles de gobierno instaron a la calma en medio de informes de que Chicago era el objetivo de amplias redadas de inmigración. Las organizaciones comunitarias, los defensores y los miembros del Concejo Municipal realizaron sesiones de capacitación de “Conozca sus derechos” en línea y en persona. También crearon una infraestructura de defensa contra la deportación que incluía equipos de respuesta rápida a nivel de vecindario.
El martes, el gobernador de Illinois, JB Pritzker, dijo que su administración ha “escuchado” que la Casa Blanca de Trump está “apuntando a unas 2,000 personas” para deportarlas “sólo en la ciudad de Chicago”. Pero dijo que los funcionarios federales no se habían comunicado con su oficina.
También el martes por la mañana, el estacionamiento de un Home Depot en el suburbio de Cicero que suele estar lleno de jornaleros no autorizados para trabajar en los Estados Unidos estaba inusualmente lento. Algunos defensores creen que el lugar podría ser un objetivo de los agentes de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés). Una combinación del frío y las amenazas de deportación habían vaciado casi por completo el área donde los trabajadores suelen estar de pie.
Dos hombres temblaban de frío frente a la tienda de artículos para el hogar. Dijeron que estaban al tanto de la amenaza de deportación, pero que de todos modos necesitaban el trabajo. A cada uno de ellos se les habían entregado volantes con información sobre sus derechos legales y dijeron que se les había ordenado permanecer en silencio si los agentes de ICE se acercaban a ellos.
“Ya tenía un trabajo programado, pero me cancelaron, así que tuve que venir aquí”, dijo un hombre.
En internet circularon rumores sobre avistamientos de agentes federales de inmigración en el área de Chicago, pero grupos como Comunidades Organizadas Contra las Deportaciones, con sede en Chicago, informaron que no tenían ninguna información sobre arrestos de ICE hasta el martes.
También hubo rumores de agentes de inmigración en el suburbio de Elgin, donde los latinos representan aproximadamente el 48% de la población de la ciudad, pero los funcionarios de la ciudad dijeron el martes por la tarde que no tenían información que corroborara los informes y que su departamento de policía no había recibido ninguna llamada relacionada.
La oficina de campo de ICE en Chicago no comentó si se habían realizado arrestos desde que Trump asumió el cargo.
Otras áreas de la ciudad que se creía que eran objetivos potenciales permanecieron tranquilas, incluidos tres refugios administrados por la ciudad donde han estado viviendo algunos solicitantes de asilo recién llegados.
Se podía ver a algunos adultos y niños entrando y saliendo del refugio ubicado en Hyde Park.
La corte de inmigración del centro de la ciudad estuvo cerrada el martes debido a las temperaturas bajo cero, y un flujo constante de personas seguía llegando al edificio en East Monroe a quienes la seguridad del edificio rechazó. Si bien las cortes estuvieron cerradas, las oficinas del Servicio de Ciudadanía e Inmigración de los Estados Unidos (USCIS, por sus siglas en inglés) permanecieron abiertas dentro de un edificio anexo compartido en South Clark Street.
La abogada de inmigración Magdalena Grobelski esperaba a un cliente que debía asistir a una audiencia de naturalización, un respiro bienvenido después de una mañana dedicada a atender llamadas de clientes ansiosos, unos 40 antes de las 8:30 a.m.
“Quieren saber si deben ir a trabajar. Tuve clientes que me dijeron que no irían esta semana. Querían saber qué hacer, cuáles son sus derechos si se les acercan [los oficiales de ICE]”, dijo Grobelski, quien dijo que les dijo a sus clientes que intentaran seguir con sus vidas normales. “No quisiera que tuvieran miedo. Tal vez algo suceda, pero definitivamente hay un efecto psicológico que me preocupa”.
El martes una entrevista con Reset de WBEZ, Mary Meg McCarthy, directora ejecutiva del Centro Nacional de Justicia para Inmigrantes con sede en Chicago (NIJC, por sus siglas en inglés), calificó las órdenes ejecutivas de Trump sobre inmigración como “desgarradoras” y “horribles”. Dijo que estarían monitoreando de cerca los esfuerzos de aplicación de la ley de inmigración en Chicago.
“No tengo idea de qué están pensando en cuanto a la operación, pero sé que no se puede ir a Home Depot y arrestar a todos en el estacionamiento por el color de su piel o su acento. Eso es ilegal”, destacó McCarthy.
Mawa Iqbal y Mohammad Samra contribuyeron con este artículo.
Traducido por Gisela Orozco para La Voz Chicago