Un acusado de ser el líder de los sicarios del cártel de Sinaloa fue trasladado en avión de México a Nueva York el pasado fin de semana. Al igual que sus presuntos jefes —cuatro hijos de “el Chapo” y quienes enfrentan en Chicago cargos por narcotráfico— tenía una recompensa multimillonaria por su captura ofrecida por el gobierno estadounidense.
Néstor Isidro Pérez Salas, de 32 años, fue detenido el año pasado en México después de que el Departamento de Estado ofreciera una recompensa de $3 millones por su arresto. En Nueva York se le acusa de haber matado a dos policías mexicanos y a un informante de la Administración de Control de Drogas de Estados Unidos (DEA, por sus siglas en inglés) por tráfico de drogas, posesión de armas y represalias contra testigos.
Según las autoridades estadounidenses, Pérez Salas trabajaba para los hijos del capo del cártel de Sinaloa Joaquín “el Chapo” Guzmán Loera, quien cumple cadena perpetua en una prisión federal de máxima seguridad en Colorado. Cuatro de los hijos de Guzmán, conocidos como “los Chapitos”, fueron acusados por cargos federales presentados el año pasado en Chicago de dirigir su imperio de la droga después de que “el Chapo” fuera capturado en 2016 en México. Tres son fugitivos y tienen recompensas multimillonarias en Estados Unidos por su captura.
Según los fiscales estadounidenses, Pérez Salas supervisaba a los sicarios o asesinos de “los Chapitos”, asesinando a sus enemigos con todo tipo de armas, desde ametralladoras hasta lanzacohetes. Dicen que en 2017, él y dos de “los Chapitos” torturaron y mataron a dos agentes de la ley mexicanos y que, en octubre pasado, Pérez Salas y sus socios mataron a ocho personas, incluyendo un informante de la DEA que, según las autoridades, fue asesinado por colaborar con las autoridades.
El Departamento de Estado, que ofreció la recompensa por Pérez Salas, no quiere confirmar si se pagó el dinero por su captura en noviembre pasado en México.
“El estado del pago de una recompensa no se hace público para proteger la integridad y la identidad de las personas que proporcionan la información”, dijo un portavoz del Departamento de Estado al Chicago Sun-Times. “Dependiendo de la información proporcionada, pueden pagarse varias recompensas por un mismo objetivo designado”.
Desde 1986, más de 90 presuntos delincuentes han sido capturados bajo el Programa Federal de Recompensas contra Narcóticos y el Programa de Recompensas Contra la Delincuencia Organizada Transnacional, según el Departamento de Estado, que dice que “ha pagado más de $180 millones en recompensas por información que llevó a las aprehensiones y otros resultados calificados”.
Usualmente las recompensas se pagan en el extranjero para localizar a sospechosos en casos de la DEA, incluyendo el caso federal de hace tiempo presentado en 2009 en Chicago contra el cártel de Sinaloa, según una fuente de las fuerzas de seguridad. La fuente dijo desconocer si se pagó una recompensa por la captura de Salas.
El Departamento de Estado ha ofrecido una recompensa de $10 millones por la captura de los hijos del Chapo, Iván Archivaldo Guzmán Salazar y Jesús Alfredo Guzmán Salazar, y de hasta $5 millones por Joaquín Guzmán López. Todos son buscados en relación con el caso de Sinaloa en Chicago. Se les acusa de ser importantes importadores de fentanilo, droga responsable de miles de muertes en Chicago en los últimos años.
Ovidio Guzmán López, otro hijo de El Chapo, fue extraditado a Chicago el año pasado. Se ofreció una recompensa de $5 millones por su captura.
Traducido por Gisela Orozco para La Voz Chicago