Al final de una reunión polémica y emotiva en la que los padres y los niños suplicaron, a veces entre lágrimas, que sus escuelas se mantuvieran abiertas, la Junta de Educación de Chicago reafirmó su decisión de salvar permanentemente cinco escuelas chárter Acero, pero votó por cerrar dos al final de este año escolar.
La medida fue en contra de las recomendaciones de los funcionarios de las Escuelas Públicas de Chicago (CPS) y recibió reacciones encontradas. El plan culminó una semana de renovado tumulto por la decisión del operador privado de escuelas chárter de cerrar siete de sus 15 campus y la respuesta del distrito escolar.
Los padres y educadores realizaron una votación de la Junta de Educación en diciembre que evitó el cierre de las siete escuelas Acero por un año y prometió absorber cinco de ellas en 2026.
Pero los funcionarios de CPS intentaron dar marcha atrás con ese plan esta semana, proponiendo el cierre de tres edificios al final de este año escolar y desmintiendo las garantías de que los demás pasarían al control de CPS.
Al pedirle a la Junta de Educación que votara sobre el nuevo plan en su reunión mensual del jueves, los funcionarios de CPS dijeron que sus evaluaciones durante los últimos meses mostraron que salvar las escuelas financiadas con fondos públicos y administradas de forma privada requeriría que el distrito le diera a Acero más fondos de los permitidos por la ley estatal.
Pero después de un largo debate, que se centró en los costos asociados con la operación de las escuelas, como el reemplazo de los bóilers de 80 años, la junta escolar finalmente votó abrumadoramente para ayudar a financiar los campus de las escuelas primarias de Cisneros, Casas, Fuentes, Tamayo y Santiago el próximo año escolar y hacerse cargo de ellos en 2026-27.
La escuela primaria Paz y la escuela Cruz —kínder al 12 grado— de la red, que atienden a 482 estudiantes, cerrarán esta primavera. CPS y Acero aún tendrán que llegar a un acuerdo sobre esa decisión.
Dieciséis miembros de la junta votaron a favor de esa resolución, tres votaron en contra y uno se abstuvo. El presidente de la junta no vota a menos que haya un desempate.
Molestos por el dilema de querer salvar las escuelas pero enfrentar desafíos financieros y legales, algunos miembros de la junta lanzaron críticas muy duras contra la red de escuelas chárter privada; un miembro llegó a acusar a Acero de “extorsionar” al distrito a través de solicitudes de fondos exorbitantes para mantener abiertas las escuelas.
Acero destacó en una declaración antes de la votación que había sido “transparente” con CPS y que estaba dispuesta a mantener las escuelas bajo su control el próximo año “siempre y cuando todos los costos operativos reales y los déficits de capital asociados con una escuela afectada estén cubiertos. Esto es esencial para que los miembros de la comunidad escolar reciban la experiencia educativa que merecen en un edificio seguro. Esperamos la acción de la Junta sobre este asunto”.
En diciembre, Acero amenazó con emprender acciones legales contra la Junta de Educación, enviando una carta de cese y desistimiento que acusaba a los miembros de la junta escolar de hacer declaraciones “difamatorios” e “imprudentes” sobre el operador de las escuelas chárter.
Antes de la reunión del jueves, padres, estudiantes y maestros de Acero se manifestaron frente a la sede central de CPS en el centro antes de la reunión, coreando “salven nuestras escuelas”. El grupo de aproximadamente 50 personas entró y también se dirigió a la junta. Las madres y los niños hablaron a veces entre llanto para pedir a los miembros de la junta a rechazar los cierres. Algunos se arrodillaron para suplicar a la junta y al distrito.
“Nuestros estudiantes y familias merecían la estabilidad de esta decisión”, dijo Stephanie Gómez, madre de tres niños en la escuela primaria Acero Santiago en Humboldt Park. “Y no deberían incumplir su palabra”.
Luis Delgado, un graduado de Santiago que ahora es estudiante de segundo año en Northside College Prep, dijo que se negó a “dejar que personas como [el presidente y director ejecutivo de Acero] Richard Rodríguez y su cobarde junta directiva decidan la educación de nuestros estudiantes”.
“No estoy aquí para llorar por esto. Estoy enojado”, dijo Luis, de 15 años de edad. “Ese mismo día, cuando Acero anunció que iban a cerrar siete de las 15 escuelas de Acero, vi a mi madre, vi a maestros a los que admiraba, vi a mi hermano menor llorar porque pensaron que no podrían [mantener] la escuela que me convirtió en la persona que soy hoy”.
En octubre, la junta de Acero votó para cerrar las siete escuelas. Después de las protestas de las familias, los funcionarios de CPS presentaron en diciembre varias opciones a la junta escolar de seis miembros nombrada por el alcalde Brandon Johnson, recomendando el plan que finalmente se aprobó en una votación unánime:
CPS le daría a Acero, la organización de escuelas chárter, dinero adicional para mantener abiertas las siete escuelas el próximo año escolar. Luego el distrito se haría cargo de las operaciones de cinco de las escuelas el año siguiente.
La nueva junta escolar ampliada de 21 miembros parcialmente electa ya asumió el cargo. A principios de este mes, los padres exigieron una actualización a principios, diciendo que no habían escuchado más detalles.
Pero después de las negociaciones entre CPS y los funcionarios de Acero, el distrito dijo esta semana que pensaba que ese plan ya no era posible. Citó la ley estatal que requiere que los distritos escolares den a los operadores de escuelas chárter entre el 97% y el 103% de la financiación que les da a las escuelas públicas por estudiante.
Los costos operativos y las reparaciones de los edificios para mantener abiertas las siete escuelas superarían ese umbral del 103% en al menos $1.8 millones, dijo CPS. Esto se debe en gran medida a un estimado de $4.1 millones para reparar dos bóilers de 80 años en la escuela Cisneros que han superado por cuatro décadas su expectativa de vida.
Si bien los bóilers aún funcionan, podrían romperse “en cualquier momento”, dijeron los funcionarios, lo que requeriría reparaciones a mitad de año que excederían el límite estatal de financiación. Acero se ha negado a ser responsable de esas reparaciones.
Varios miembros de la junta sugirieron que mantener la escuela abierta para sus estudiantes valdría la pena el riesgo de enfrentar una posible emergencia el próximo año escolar, argumentando que es posible que los boilers no fallen si han permanecido funcionando durante tanto tiempo.
CPS y la Junta de Educación no tienen la autoridad para obligar a un operador de escuelas chárter a mantener abiertas sus escuelas o gastar en las reparaciones, aunque algunos padres pidieron a la junta que amenazara a Acero con no renovar su licencia por completo.
“No tenemos ninguna influencia para negociar con Acero”, dijo a la junta el jueves el director de cartera de CPS, Alfonso Carmona, el funcionario del distrito que lidera el problema de Acero.
Melina Pereyra, cuyos hijos asisten a Cisneros, no podía creer que, después de años de no reparar los edificios, Acero ahora exigiera a CPS que pague por mejoras que hacen que el plan sea demasiado costoso.
“Eso es injusto”, dijo. “No creo que sea el bóiler. No creo que sea el piso. No creo que sea el techo porque déjenme decirles que todas las escuelas Acero necesitan reparaciones”.
Pereyra dijo que los padres estaban decepcionados de que el distrito escolar no estuviera responsabilizando a Acero por la mala administración y el acaparamiento de fondos. Los documentos financieros de Acero muestran que tiene $46 millones en ahorros e inversiones, según un estado de cuenta del primer trimestre que Acero proporcionó a los tenedores de bonos.
Aunque podría convertirse en la más cara de mantener debido a los bóilers, Cisneros finalmente se salvó en la votación de la junta el jueves.
Si bien muchos padres y educadores que asistieron celebraron la votación para salvar sus escuelas, los de Octavio Paz y Sor Juana Inés de la Cruz no tuvieron tanta suerte.
“No tengo palabras”, dijo Anayeli Salgado. Es madre de dos estudiantes actuales y cuatro graduados de Paz en los últimos 18 años.
“Hay muchos padres y familias que están felices, pero nosotros, nuestros hijos, estamos tristes”, comentó. “Los niños, ¿a dónde irán?”.
Viridiana Vences, de 10 años de edad, le había dicho a la junta que le mentiría a su madre para que se quedara en casa y no fuera a su escuela primaria anterior debido al acoso escolar, pero se sintió “tranquila y en paz” desde que se transfirió a la escuela primaria Paz de Acero, en La Villita.
“Ahora espero con ansias ir a la escuela todos los días”, dijo la estudiante de quinto grado. “Estoy aquí hoy y les pido que no me quiten mi felicidad.
“Les pido por favor que… dejen de centrarse en las ganancias financieras para cerrar mi escuela”, dijo Viridiana.
Además de las preguntas sobre mantener abiertas las escuelas bajo Acero el año próximo, hubo desacuerdos sobre hacerse cargo de los cinco campus en 2026-27.
CPS y algunos miembros de la junta querían aprobar una versión de la resolución que habría ordenado al distrito explorar la “viabilidad” de hacer la transición de esas escuelas chárter a escuelas administradas por el distrito en lugar de garantizar la toma de control.
Jennifer Custer, miembro de la junta del Distrito 1, fue una de las tres que votaron en contra de la resolución junto con Ellen Rosenfeld en el Distrito 4 y Therese Boyle, en el 9. Le preocupaba que mantener las escuelas en 2026 terminara siendo demasiado costoso y tuviera ramificaciones en todo el distrito. Los funcionarios de CPS estimaron un costo de entre $7 y $8 millones por escuela.
“Se trata de una votación entre tomar una decisión financieramente responsable que no tenga mayores efectos en todo el distrito y salve algunas de estas escuelas, o mantener estas escuelas abiertas a costa de los empleos de maestros y personal en millones de dólares en todo el distrito”, dijo Custer.
El miembro Che “Rhymefest” Smith, del Distrito 10, dijo que la junta necesitaba ayudar a las familias y estudiantes de Acero, pero “no dejarse extorsionar por malos actores”. Smith dijo que CPS está en “una situación financiera desesperada” y que la junta tendría que considerar qué se tendría que recortar a cambio de la importante financiación adicional que Acero está pidiendo.
“Lo que está pasando aquí es que nos están enfrentando unos a otros mientras extorsionan dinero a otros estudiantes en otros sistemas”, dijo Smith, y finalmente votó a favor de mantener abiertas las cinco escuelas.
Jitu Brown, del Distrito 5, dijo que las redes de escuelas chárter han recibido una “alfombra roja” en Chicago y cuestionó cómo a un “mal actor” como a la United Neighborhood Organization (UNO, el nombre anterior de Acero) se le pudieron dar 16 escuelas en primer lugar.
“Si esta junta tomó una resolución en diciembre, no fue una opinión, no fue una sugerencia de una junta asesora, fue una directiva”, dijo Brown.
“Mi nombre, el nombre de Jitu Brown, me he ganado mi reputación… Mi reputación la he ganado con sudor [y] mediante la construcción de alianzas entre negros y latinos”, destacó. “Mi nombre no va a estar relacionado con algo basura. No lo será.
“No me importa lo complicado que intenten hacerlo. No me importa cuántas hojas de cálculo muestren”, dijo Brown. “Lo que creas es lo que harás… No vas a conectar mi nombre con ninguna locura, lo siento. Voy a dar pelea por lo que dijo esta junta en diciembre”.
Traducido por Gisela Orozco para La Voz Chicago