Santiago Aquino se asomó a la habitación de su hijo Jerry, de 15 años de edad, y lo observó mientras dormía profundamente la madrugada del viernes, sin saber que sería la última vez que lo vería con vida.
“No tengo palabras para describirlo”, declaró Aquino, de 38 años de edad, al Chicago Sun-Times sobre la noticia de la muerte de su hijo. “Pensé en muchas cosas, pero no estaba pensando bien”.
“Era mi hijo y mi mejor amigo”, añadió Aquino.
Jerry F. Aquino caminaba por la cuadra 2800 al sur de Komensky Avenue a eso de las 5:10 p.m. del viernes cuando una Jeep Grand Cherokee negra sin placa delantera dio vuelta hacia el oeste por la 28th St. desde un callejón cerca de Pulaski Rd., según informes policiales obtenidos por el Sun-Times.
Cuando la SUV giró hacia Komensky y se detuvo junto a Jerry, el pasajero del asiento delantero comenzó a dispararle. Jerry echó a correr hacia el norte, pero fue alcanzado y “rápidamente se arrastró por la avenida e intentó esconderse detrás de un auto estacionado”, según el reporte de policía.
El mismo tirador se bajó de la camioneta y le disparó a Jerry, mientras que el conductor de la Jeep también comenzó a disparar mientras el joven estaba en el suelo, según el informe.
Los dos agresores, enmascarados y con guantes, vestidos completamente de negro, huyeron a toda velocidad hacia el sur y no han sido arrestados, según la policía, que afirmó que todo el incidente fue grabado en video público y privado.
El adolescente, nacido y criado en La Villita, recibió disparos en la espalda, el pecho y el pie izquierdo. Fue trasladado al Hospital Mount Sinai, donde fue declarado muerto a las 6:13 p.m., según el reporte policial. La autopsia determinó que murió por múltiples heridas de bala, y su muerte fue declarada homicidio, determinó la Oficina del Médico Forense del Condado de Cook.
Según Santiago Aquino, el joven regresaba de un curso de soldadura y se encontraba a una cuadra de su casa cuando ocurrió el tiroteo.
“Estaba solo, pasaba por allí”, contó Aquino. “No prestó atención a lo que le rodeaba”..
Un testigo declaró a los oficiales que escuchó entre cinco y seis disparos, según la policía. Se encontraron cinco casquillos de diferentes calibres en el lugar.
El lunes por la mañana, el testigo, quien declaró al Sun-Times ser amigo cercano de la familia de Aquino, se negó a hacer comentarios.
Santiago Aquino exigió un arresto por el tiroteo y cuestionó quién querría quitarle la vida a su hijo.
“Quiero ver quién lo hizo y por qué”, enfatizó Aquino. “[La justicia] es importante”.
Santiago Aquino y su familia planeaban comprar una casa más grande para tener más espacio para Jerry, sus padres, su hermano de 17 años de edad y su hermana de 8. Ahora, los próximos pasos de la familia son inciertos.
“Ahora no tenemos ni idea de qué va a pasar”, destacó Aquino.
El adolescente creció idolatrando al futbolista portugués Cristiano Ronaldo y empezó a jugar al fútbol para intentar imitarlo.
Santiago Aquino, quien entrenó al equipo de su hijo en Marquette Park durante dos años, vio cómo el fútbol se convertía en su pasatiempo favorito. Cuando le preguntaron si disfrutaba de otras actividades además del fútbol, a Aquino no se le ocurrió ninguna.
Jerry tenía el pelo largo y rizado, ojos oscuros y un pequeño bigote, y asistía a la escuela secundaria Little Village Lawndale Infinity Math Science & Technology, agregó Aquino.
Aquino dijo que el mundo será “muy diferente” sin su hijo. “Éramos una familia de cinco; ahora somos una familia de cuatro”.
Traducido por Gisela Orozco para La Voz Chicago