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El Sindicato de Maestros presiona para tener bibliotecas y bibliotecarios en cada escuela de CPS

El Sindicato de Maestros de Chicago (CTU, por sus siglas en inglés) está presionando para tener bibliotecarios en cada una de las Escuelas Públicas de Chicago (CPS, por sus siglas en inglés) y dijo en una conferencia de prensa el martes que la decisión de recortarlos está perjudicando a los estudiantes.

Los estudiantes y sus niveles de lectura aún se están recuperando de los cierres de escuelas y el aprendizaje remoto durante la pandemia, dicen los miembros de CTU, y un aumento de la desinformación pública exige una mejor alfabetización informativa entre los niños.

“Para apoyar a las bibliotecas, hay que financiarlas”, dijo el martes Tara Donnelly, bibliotecaria de la secundaria Foreman College and Career Academy, en una conferencia de prensa. “Si no se les financia, el resultado será lo mismo que los extremistas que prohíben libros: cerrar bibliotecas e impedir el acceso”.

El número de bibliotecarios ha disminuido drásticamente desde 2012, cuando el distrito tenía cientos de bibliotecarios, destacó Donnelly.

CPS dijo que ahora emplea a 107 bibliotecarios para más de 500 escuelas que no son chárter administradas por el distrito.

Los miembros y partidarios de CTU entregaron libros a niños emocionados que se dirigían a la Escuela Primaria George W. Tilton en Garfield Park, que no tiene biblioteca.

“Puedes mirar detrás de nosotros. Hay niños corriendo para obtener libros”, dijo la secretaria de CTU, Christel Williams-Hayes. “Están emocionados de que les están regalando libros, no juguetes, ni videojuegos, sino libros, algo que desearían tener en su edificio”.

La campaña para tener más bibliotecarios se debe en parte a la decisión de 2013 de cerrar 50 escuelas en el cierre masivo de escuelas más grande del país, dijo la secretaria financiera de CTU María Moreno.

Ahora CTU dice que los estudiantes todavía están navegando y los recursos que les prometieron nunca se entregaron a las escuelas, incluyendo los bibliotecarios.

“En ese momento nos prometieron tantas cosas que estos cierres traerían, como eficiencia, recursos”, destacó Moreno. “Nos dieron el mundo, dijeron. Pero aquí estamos 11 años después y todavía estamos luchando por estos recursos que nuestros estudiantes merecen y necesitan”.

La bibliotecaria Tara Donnelly habla durante una conferencia de prensa el martes afuera de la Escuela Primaria George W. Tilton en Garfield Park.

Muchas escuelas sin bibliotecas están en los lados sur y oeste de la ciudad. Las escuelas de estudiantes mayoritariamente negros han sufrido históricamente los impactos de la baja en las inscripciones y, posteriormente, la baja financiación; los bibliotecarios han estado entre los primeros puestos recortados en el pasado, informó el Sun-Times en 2022.

Un análisis realizado por el Sun-Times y un investigador de CTU en ese momento descubrió que los bibliotecarios estaban presentes en sólo el 10% de las escuelas donde los estudiantes negros son el mayor porcentaje del cuerpo estudiantil. En comparación, el 25% de las escuelas tenían bibliotecarios donde los niños blancos (anglosajones) son mayoría, y el 21% donde los estudiantes latinos son el grupo racial más alto, encontró el estudio.

“No asuman que porque estamos en el lado oeste no queremos lo que todos los demás tienen”, dijo LaVita Buckner, maestra en Tilton y delegada de CTU. “Queremos una biblioteca y queremos un bibliotecario. No sólo lo queremos, lo necesitamos”.

El distrito rechazó algunas afirmaciones del sindicato, promocionando que su crecimiento de alfabetización ocupó el primer lugar en comparación con otros 40 distritos urbanos, según una investigación de las universidades de Harvard y Stanford que estudia el impacto educativo de la pandemia.

El distrito ha contratado personal en otras áreas y ahora tiene más educadores con licencia en el distrito que nunca antes, dijo la portavoz del distrito Mary Ann Fergus en una declaración.

“El distrito valora el importante rol de un bibliotecario escolar, como lo demuestra el modelo presupuestario recientemente renovado, que da prioridad y proporciona puestos de personal para cada escuela, incluida la provisión de un puesto que puede ser ocupado por un bibliotecario si un equipo escolar considera que se adapta mejor a sus necesidades”, se lee en la declaración.

La demanda de más bibliotecarios también está relacionada con las continuas negociaciones contractuales entre el sindicato y el distrito, según H Kapp-Klote, portavoz de CTU.

“Queremos lo mismo”, dijo Kapp-Klote. “Todos estamos de acuerdo, pero cuando se trata de financiarlo y hacerlo realidad, no estamos obteniendo mucho de CPS”.

En 2019 durante una huelga de 11 días de CTU, el sindicato exigió que el distrito contratara a un bibliotecario para cada escuela, pero las dos partes no llegaron a un acuerdo sobre ese tema.

La presión para obtener más recursos escolares también está entrelazada con la primera elección de la junta escolar de Chicago el martes 5 de noviembre. Las contiendas en toda la ciudad se centran en gran parte en cómo manejar el déficit presupuestario municipal proyectado de $500 millones en los próximos años.

Pero si bien los bibliotecarios sumarían un costo, seguir disminuyendo su número tendría un precio diferente, dicen sus defensores.

“En Chicago se habla mucho de un déficit presupuestario, pero debería hablarse por igual del déficit de conocimiento, del déficit de habilidades, del déficit de empatía y del déficit de imaginación que resulta del cierre de bibliotecas”, resaltó Donnelly.

Traducido por Gisela Orozco para La Voz Chicago

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