Una institución de la danza, cultura y música mexicanas que goza de más de 70 años de existencia, el Ballet Folklórico de México de Amalia Hernández, tiene la encomienda de no sólo ser embajador de México en el mundo, sino también de mantenerse vigente sin perder la tradición. “Eso es increíblemente difícil”, reconoció en entrevista con La Voz Salvador López López, su director artístico y nieto de la fundadora de la compañía, Amalia Hernández (1917-2000).
“Mi abuela decía una frase que me marcó: ‘Si no tienes la capacidad de destacar lo más importante de la danza, la cultura, la comida o la música de México, estás destinado al fracaso’. Nosotros [en la compañía] mostramos lo más fuerte, dinámico, emocionante, lo que puede llegar a nuevos públicos”, agregó.
López reconoció la ardua labor que se hace al mantener la originalidad de las danzas, que representan estampas dancísticas y culturales de diferentes partes y estados de México porque forman parte de celebraciones y tradiciones, algunas incluso milenarias.
“Tenemos que extraer lo que es brillante, bueno, atractivo y que invite al público, ya sea en el Palacio de Bellas Artes o en el Palacio de Chapultepec [en la Ciudad de México] o en cualquier parte del mundo que se presente. Ver al ballet te hace sentirte orgulloso de ser mexicano en todos lados”, agregó el director artístico.
Salvador López ha estado dirigiendo la compañía desde hace casi cuatro décadas, pero creció con ella; dado que desde los 8 años de edad practica la equitación y “el deporte de México” que es la charrería, su primera incursión en el ballet fue como uno de los floreadores de reata en una de las coreografías que hace alusión a la charrería.
Recordó que en ese entonces en la década de los 70, cuando él comenzó en la compañía, la admiración que sentía por el trabajo de su abuela Amalia era su motor.
“En esa época era muy complicado salir adelante con un proyecto como éste porque es muy grande y complejo. Mi abuela tuvo la enorme capacidad no sólo artística de crear una institución que perdurara en el tiempo; eso me marcó mucho”, recordó López López.
Cuando le tocó el turno a López López de tomar el liderazgo, comenzó a renovar la compañía y ser un soporte para Hernández. Consideró que su formación educativa —tiene dos títulos universitarios, una maestría en administración de empresas y otra en mercadotecnia— aunada a su incursión en el programa, más ver y crecer con su abuela, le permitieron desarrollar un visión única con la capacidad y sensibilidad para llevar a la institución a otros niveles.
“De alguna manera, heredé el talento de mi abuela de cómo diseñar un espectáculo y sus reglas, entender cómo actualizarse no solamente técnicamente sino tomar ciertos riesgos con vista al futuro. Ha sido un reto y en eso he trabajado durante los últimos años”, agregó.
Chicago tiene un lugar especial en la historia de la compañía, ya que fue la primera ciudad de Estados Unidos que Hernández visitó en 1959 durante la Feria Mundial y de la cual López guarda recuerdos de los años que él también viajaba con su abuela para las presentaciones y del camino que ya han hecho localmente.
Este año, su programa incluyen piezas como “Los Mayas”, “Sones antigüos de Michoacán”, “Tarima de Tixtla”, “La Revolución”, “La Charreada” y la emblemática danza del estado de Sonora, “La danza del venado”, patrimonio cultural inmaterial de la humanidad reconocido por la UNESCO y una tradición de los pueblos originarios yaquis y mayos.
Salvador López reconoce que en ocasiones es difícil ser “profeta en su tierra” pero en el caso del Ballet Folklórico de Amalia Hernández, esa frase es real, ya que los mexicanos lo aprecian y lo valoran como un gran embajador de México más allá de los tiempos difíciles.
Y por eso, ante el clima político actual en Estados Unidos, destacó que la cultura de México ayuda a cambiar las percepciones, hoy y siempre.
“La cultura, la danza, son lenguajes que cierran brechas, que atraen a propios y extranjeros, que emociona y transmite. Presentamos la esencia de nuestra cultura mexicana que es mágica y maravillosa. Somos ese embajador cultural que genera una percepción positiva de nuestro país, de los mexicanos y de nuestra historia. Esa es la parte más importante para nosotros”.