Un sábado, Dani Salazar estaba en “La Tiendita”, la tienda gratuita en el Centro Comunitario Coppin cerca del Parque Washington en el lado sur. En lugar de ayudar a las personas a obtener ropa y artículos básicos como de costumbre, hizo una capacitación de “Conozca sus derechos” para un grupo pequeño de migrantes de Venezuela y Nicaragua.
Respondió preguntas sobre los riesgos de la deportación y lo que él llama daño colateral: cuando los agentes de Inmigración y Control de Aduanas o ICE por sus siglas en inglés, llegan para arrestar a una persona y terminan llevándose a más.
Salazar y otros defensores han iniciado estos talleres en toda la ciudad y los suburbios en respuesta a las amenazas del presidente electo Donald Trump de realizar deportaciones masivas cuando asuma el cargo. A sólo unos días de su inauguración, los grupos y organizaciones locales también están elaborando planes de respuesta de emergencia.
En el sótano del centro comunitario, un venezolano hace la pregunta que muchos tienen en mente: “En caso de que nos deporten, ¿los niños serán deportados con nosotros?”.
Junto a él estaba su hija de 9 años de edad y su pareja, sosteniendo a su bebé de 3 meses. WBEZ no usó los nombres de los migrantes en este artículo para proteger su identidad.
Miran fijamente a Salazar, esperando una respuesta.
Él les dice que estas preguntas son la razón por la que todos deben elaborar un plan de custodia que incluya encontrar un amigo o familiar que esté dispuesto a cuidar a sus hijos, poner ese plan por escrito y notificarlo a las escuelas de sus hijos. Salazar dice que también deberían tratar de obtener pasaportes para sus hijos. Los padres en la sala lo miran en silencio, luego miran los folletos que les ha dado.
Durante la primera administración de Trump, su política de “tolerancia cero” separó a más de 5,000 niños de sus padres que cruzaron la frontera, sin registros de seguimiento. Trump ha dicho que esta vez quiere ser más agresivo con los migrantes que están en el país sin estatus legal. Dijo que comenzará a deportar primero a los criminales y a las personas con órdenes de deportación.
El mes pasado, en un salón de banquetes en el lado sur de Chicago, el “zar fronterizo” de Trump, Tom Homan, dijo que Chicago será la “zona cero” de las deportaciones masivas. Los defensores dicen que ha provocado miedo y ansiedad en las comunidades migrantes de Chicago.
El mismo sábado en que Salazar realizó su taller, el consulado mexicano en West Loop tuvo su propia sesión de capacitación difícil, llamada “Es mejor estar preparado”.
“Este es un tema difícil”, dice el cónsul adjunto Gerardo Guerrero. “Con frecuencia las familias no quieren hablar de ello. Pero ahora es el momento de preguntar: ‘¿Qué pasará con mis hijos si nacen en los Estados Unidos y no los he registrado como ciudadanos mexicanos? ¿Qué va a pasar con mis propiedades o mis cuentas bancarias?’”.
Guerrero dice que les han estado diciendo a los migrantes mexicanos sobre su derecho a permanecer en silencio, su derecho a pedir un abogado y su derecho a no permitir que los funcionarios de inmigración entren a su casa sin una orden firmada por un juez.
En el vecindario Lake View en el lado norte, un equipo de voluntarios de ayuda mutua que ha ayudado a los migrantes recién llegados cuando estaban en estaciones de policía y en refugios también están recibiendo capacitación sobre los derechos de los migrantes, para que sepan cómo ayudar si viene ICE.
Quieren poner en acción la infraestructura que construyeron para ayudar a los recién llegados, para ayudar a informar a las personas sobre qué hacer si enfrentan la deportación.
La voluntaria Katie Merrel dijo que están colocando pequeñas tarjetas con información sobre los derechos básicos en los equipos de emergencia que se entregan a los migrantes, junto con pañales y alimentos. También dice que ha estado alentando a los migrantes a que elaboren un plan sobre qué hacer si viene el ICE.
“Asegúrese de que sepan de memoria el número de teléfono de alguien que no sea migrante, para que si no tienen acceso a sus teléfonos, puedan llamar a alguien”, comentó.
Ha estado reclutando a personas que hablan español para que estén de guardia.
Otros defensores en toda la ciudad están creando cadenas de llamadas para difundir la información si hay una redada o un padre inmigrante necesita ayuda. También quieren monitorear las acciones de cumplimiento e intervenir si los agentes de ICE no cumplen con las leyes locales.
Mientras tanto, los funcionarios de Chicago dicen que están educando a los empleados de la ciudad sobre las leyes que les prohíben colaborar con los agentes de inmigración.
En el condado suburbano de Lake, Dulce Ortiz directora ejecutiva de Mano a Mano, organización que empodera a las familias migrantes, ha estado haciendo que los migrantes recreen encuentros con agentes de inmigración durante las sesiones de capacitación, para que sepan qué hacer y puedan practicar la reivindicación de sus derechos.
También ha estado ofreciendo apoyo de salud mental.
“Soy ciudadana, pero también tengo seres queridos que son indocumentados”, dijo Ortiz. “Eso es muy traumático”.
Ortiz dice que muchos defensores en todo el estado están haciendo lo que pueden para proteger a los migrantes en riesgo de ser deportados. Pero sabe que no todos estarán a salvo.
“No podemos prometer al 100% que los protegeremos a todos, pero lo que sí podemos prometer es que no estarán solos”, destacó Ortiz. “Nos apoyamos mutuamente. Hemos pasado por esto antes. Creo que esta vez será peor, pero por eso nos estamos preparando”.
Adriana Cardona-Maguigad cubre temas de inmigración para WBEZ. Síguela en X @AdrianaCardMag.
Traducido por Gisela Orozco para La Voz Chicago